martes, mayo 17, 2011

H u r t



Tomo mi cabeza, la ensamblo sobre mi cuello y descargo con el pencildrive la sobrecarga de informacion spam que tiene mi hipotalamo. Descubro que en la informacion almacenada desde 9no grado, en la clase de la Prof. Thais, los genes -genotipicos- se heredan. Algunas veces pasa de generacion en generacion, otras veces la salta. Creo que tengo el gen de la idiotez. Y si esto no se hereda, pues sencillamente es una mutación del genoma humano.

-        Por que carajo.. – pienso – no escuché a mi pezpe grillo? Si todo el tiempo me gritaba “Alerta, peligro, retroceda” Pero nooo!! – sobrecarga – Alli seguia yo, como quien no quiere la cosa.

Aunque estoy segura de que, al igual que Isabella Swann, en Twilight, se me da bien olvidar las cosas desagradables... Ok, miento. Soy terrible en eso. Pero las estupideces, especialmente las mias, si que las olvido, las entierro, me miento, y no salen a la luz a menos que alguien tome una pala y desentierre, cosa que no pasa. Mis estupideces son de otro, o eso quiero creer, y la mentira -en este caso en particular- es hermosa.
Pero, debo admitir, que no sentia esto hace ya bastante tiempo. Eso de el jarabe tapatío que baila el corazón al ver a su compadre. Eso de la respiración entrecortada de los pulmones al sentir miedo al fin, eso de... que mi lóbulo frontal, se sienta único, querido, especial.
Y por esta idiotez, mi disco duro vuelve a aceptar música en español, esa que entiendo y me hacen sentir, sólo no mejor.
Plazmado en lápiz un borrador lo borrará, valga la redundancia.
Plazmado en la arena el viento se lo llevará.
Plazmado en la pc un virus lo comerá.
Plazmado en mi cabeza, donde está el botón CTRL + ALT + SUPR?
Espero que la neurona que tiene esta informacion, muera.

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