08/02/13
La noche desinhibe. Afloran las palabras nocturnas.
Nadie se percata de que pasadas las 10 PM empiezan a notarse los efectos que, insisto, no es sueño o cansancio, es el cuerpo que se deja envolver en confianza, como sábana que mantiene el calor.
Las palabras recónditas, al fondo del pensamiento, no aceptan despertar temprano y la noche les hace creer que es más fácil salir en la oscuridad. No hay razón a esas horas, todo el mundo duerme.
El alcohol no funciona como la noche. El alcohol hace decir (y hacer) cosas que de otro modo, no se dirán y peor, cosas que no se recordaran. Por otro lado, la noche y el recuerdo juntos, peor que mezclar distintos tipos de licor, dejan mal parado al finalizar.
La noche sin adentrarse mucho, empuja a desprender aquello que se quiere decir, para que se libere el espacio para pensar quizá, siendo medianamente consciente de las consecuencias matutinas y de la jaqueca que las dudas provocaran. Por ende, se dirá en la noche y no al siguiente día, que mañana se esconden nuevamente y justo ahora, 10:22 PM, las palabras se desbordan y no se deben malgastar.
...¿O son sólo excusas?
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