Un encuentro inesperado. Dos sonrisas conectadas con una mirada en sintonía. Una música que comienza a desprender su magia, desde algún lugar del edificio cercano. Una hora, perfecta, en la que no transita mucha gente. Una calle, perfecta, en la que no pasaban muchos autos. Y el sol, que como parte cliché de una película, se esconde detrás de ese edificio, para no hacer mal tercio y darles su espacio. Pasos cortos, que se escuchan retumbar en las calles vacías. Las hojas de matices cálidos, bailan con el viento por encima de la acera. El viento, los hace bailar, para acercarlos, o así piensan ellos. Movidos simplemente, por el magnetismo de ese sentimiento. Caminan a paso lento, como tortugas recién nacidas camino al mar, uno al lado del otro, sin siquiera voltear. Ese encuentro deja todo en silencio, incluso las aves se han escondido.
Dos cabezas giran torpemente, para encontrarse de nuevo, como sí las miradas nunca se hubieran desconectado. Un copo de nieve cae en la nariz de la chica, haciendo que ambos rían y la mirada se vuelve más cálida... como ese beso que ambos desean pero ninguno admite. Cuando hace poco, ambos se preguntaban Qué pasaría si fuera real?. Si tan sólo, sintieran los labios del otro sobre los propios. Con un abrazo en cámara lenta, para que los observadores se den cuenta, que están destinados por culpa del escritor.
El clima es el culpable, piensan de nuevo los dos, como si las mentes estuvieran conectadas, como si un profesor le preguntara a uno, y el otro dice "pienso lo mismo" por no tener idea que responder. El clima frío que empezaba a descender a la Tierra, es el culpable de ese beso, que los hace derretir... por que hace mucho frío y necesitan ese calor que fluye desde el pecho, y sus labios son el epicentro de ese terremoto que sacude todos sus cuerpos.
Ya no se preguntan que pasaría si fuera real... ahora sólo se preguntan Cuando ocurrirá de nuevo?
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